Principalmente para el tratamiento del dolor y las inflamaciones crónicas.
Además, puede ser muy útil en el tratamiento de pacientes que sufren procesos relacionados con la alteración del balance de oxido-reducción celular, es decir, con exceso de radicales libres.
Entre estos figuran, fundamentalmente, la inflamación crónica de cualquier naturaleza, los procesos inmunitarios, los procesos isquémicos y los procesos infecciosos.
Básicamente, el ozono médico tiene “efecto vacuna” sobre el organismo, ya que estimula las defensas antioxidantes mediante la provocación de una pequeña oxidación controlada (pre-acondicionamiento oxidativo celular).
Esta estimulación carece de riesgo, pues los generadores modernos son incapaces de generar dosis mínimamente tóxicas.
Se ha demostrado que el pre-acondicionamiento oxidativo pone en marcha moléculas de nuestras células que activan los genes destinados a la reparación y defensa celular, tales como los antioxidantes, los antiinflamatorios, los antitumorales o los reoxigenantes.
La ozonoterapia es un tratamiento complementario a numerosas enfermedades crónicas que, desgraciadamente, no tienen curación.
Dada su excelente tolerabilidad y su mínimo riesgo es ideal para mejorar la calidad de vida en pacientes con dolor crónico (máximo nivel de evidencia científica) y en procesos infecciosos, isquémicos y autoinmunes.
Todos los estudios de seguridad (Tolerabilidad, teratogenicidad y carcinogenicidad) han sido realizados siguiendo las normativas de la Food and Drug Administration estadounidense (FDA), de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y de la Agencia Reguladora Cubana, una de las más prestigiosas del mundo.
En estudios preclínicos, más de 60 publicaciones avalan su inocuidad y eficacia como protector en modelos de daño renal, hepático, cerebral, cardíaco, pancreático, intestinal, óseo y muscular.
Diferentes grupos de investigación han publicado estudios clínicos demostrando ser útil y muy bien tolerado en enfermedades cardio y cerebrovasculares, neurológicas, oftalmológicas, neumológicas, digestivas, metabólicas, reumatológicas, odontológicas, etc.
Cabe destacar la publicación de una serie de trabajos que demuestran su interés como adyuvante a los tratamientos del paciente oncológico, tanto como protector ante los daños de la quimio y radioterapia, como por mejorar la inmunidad y favorecer la curación de heridas complicadas.